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RELATO DE PARTO

«…Soy M., no sé si te acuerdas. Estuve en el grupo de preparación al parto de abril-mayo.

El 26 de junio di a luz a mi hija A. en Valdecilla y quería contarte cómo había ido todo y darte las gracias, pues tus consejos y ayuda fueron muy útiles. Menos mal que fui con la mente abierta, porque mi parto fue todo lo contrario a lo que había escrito en mi plan de parto y aun así guardo un recuerdo maravilloso. Por eso quería compartirlo contigo, por si le sirve a alguien más.

Me había preparado a fondo, con tu curso, el de mi centro de salud, deporte hasta el último día… con mi marido hice el masaje perineal, practicamos los masajes de alivio del dolor, las respiraciones… Hicimos todo lo que estaba en nuestra mano.

Las semanas anteriores al parto fueron duras, pues tenía muchas contracciones dolorosas por las noches y nunca sabía si ya había llegado el momento… en cuanto cogían ritmo… se paraban de nuevo. Y justo cuando menos lo esperaba un día después de salir de cuentas…el parto arrancó a las 3 de la madrugada. Al principio pensé que era como todos los días y que pararían y quedaría en una mala noche. Pero me di cuenta enseguida que eran contracciones cada vez más fuertes y en intervalos de 2-3 minutos. Las empecé a controlar y además duraban un minuto. Aguanté hasta las 7 de la mañana. La cuadrupedia no me aliviaba, pero encontré en el fitball mi mejor aliado. No podía separarme de él. Incluso iba y venía sentada en la pelota. A las 7 de la mañana, tras 4 horas así, desperté a mi marido. Las contracciones me dolían por delante, como una regla fuerte, así que ni el masaje en la espalda, ni el calor me aliviaban. Probé ponerme calor en el abdomen pero no me fue bien. En la ducha estaba bien, pero no sentía alivio en la contracción, solo quería sentarme en el fitball. Así que ahí me lavé, desayuné etc. Intenté tomar algún alimento liviano, que me diese energías.

Sobre las 11:30 ya me dolía mucho y llevaba con contracciones regulares desde las 3:00. Así que decidimos ir al hospital. Yo pensaba que tendría superados los 4 cm de sobra. Me gustaría contarte que en el hospital todo el mundo, desde la primera persona que me atendió en el mostrador hasta la enfermera que nos despidió al alta fue encantador. Jamás podré estar lo suficientemente agradecida.

La matrona que me examinó al llegar fue muy amable, me pidió perdón de antemano por el tacto vaginal que me iba a hacer, fue súper cuidadosa y dulce. No me hizo nada de daño, pero me dijo que estaba de 2 cm. Mi cara debió de ser un poema. Yo le pedí perdón por haber ido allá, pero le expliqué que llevaba muchas horas con contracciones regulares. Fue súper amable y me dijo que para ser primeriza estaba genial. Me planteó hacer un monitor y esperar un poco antes de mandarme para casa. La señora que me hizo el monitor fue muy amable, estuvo respirando conmigo todo el tiempo y diciéndome que era una campeona, que las contracciones tenían buen ritmo y que seguro que todo iba bien.

Me volvieron a examinar y estaba de 3 cm. Me plantearon que anduviese por un pasillo (era domingo y no había nadie) mientras comían a ver si llegábamos a los 4 cm. Estuve una hora y media deambulando por los pasillos. iba con mi marido y cuando me venía la contracción me apoyaba en la pared y me mecía. Mi marido me subía un poco la barriga y me la sostenía y eso me aliviaba algo. Me sirvió mucho vocalizar (con la letra A), aunque me temo que fue un espectáculo de escuchar. Tras la caminata, como casi estaba de 4 cm me dejaron quedarme ingresada.

Me pusieron la vía y pedí fitball y colchoneta. La vía me la puso R., que justo acababa el turno. Mi matrona durante las siguientes horas fue M.G. Fue un ángel. Me trajo todo lo que quise. Leyó conmigo el plan de parto, nos bajó las luces, sugirió que pusiesemos música (yo ya no podía pensar) y me dejó comer unos frutos secos que había llevado. Mi idea era no usar epidural pero a aquellas alturas llevaba 15 horas con contracciones cada 2 minutos y no pude más.Aguanté dos horas más y ya de 6cm me di por vencida. Fue muy duro pedirla, pero M.G. me consoló y me dijo que no lo sintiese como un fracaso. Una auxiliar de enfermería, E., estuvo a mi lado simplemente dándome la mano y diciéndome que lo estaba haciendo genial (y eso que yo no estaba haciendo nada). El anestesista fue M. y fue súper amable también.

La epidural me permitió descansar, aunque no hizo efecto del todo. El parto se frenó y M.G. tuvo que romperme la bolsa artificialmente. En todo momento me explicó qué iba a hacer y por qué. Jamás me habían tratado con tanto mimo y respeto. Fue increíble. A partir de ahí todo fue rodado y dilaté a la velocidad del rayo. Tocó cambio de turno y M.G. vino a despedirse, fue un detalle precioso. Pasé a estar con B. y A.S., que atendieron el expulsivo. Al igual que M.G., me explicaron todo con tanta dulzura y respeto que me emociono al recordarlo. La auxiliar de enfermería, A., fue maravillosa. 

Llegó el momento del expulsivo y yo sentía de nuevo bastante dolor, pero ya no me pusieron más medicación. Yo no quería parir en litotomía, pero al final con B. sujetándome hacia atrás una pierna y mi marido la otra estuve super cómoda y fue todo muy bien. A. no tardó ni 20 minutos en salir. Fue precioso, Lara. Sentí casi todo y sin duda fue el mejor momento de mi vida. Para animarme, me ayudaron a tocar la cabecita antes de empezar a empujar y eso me dio mucho ánimo y fuerzas. Pedí el espejo pero en el último momento me entró una especie de pánico y no quise verlo. Ahora me arrepiento, pero fue lo que me pidió el cuerpo en aquel momento…»

Extracto de relato de parto de M.M. Gracias por compartirlo y por tus palabras, disfrutad mucho de vuestra nueva vida; un placer haber compartido parte del camino.

 

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